9 de marzo de 2015

Invisible


Siempre se sintió más a gusto pasando desapercibido. A lo largo de su vida había perfeccionado la técnica de camuflarse en la medianía, de no destacar en exceso, de ampararse en el bajo perfil. Lo consideraba un modo de vida tan válido como cualquier otro, en el que él encontraba confort y seguridad.

Subiendo hacia el Mirador de La Pedrera observaba cómo, mes a mes, las tonalidades marrones ganaban terreno a las verdes. Como los daños del Tomicus se hacían cada vez más visibles y extensos. Estaba seguro de que la gran mayoría de las personas que pasaban por la zona desconocían que el culpable era un pequeño coleóptero de no más de 5mm. A este escolítido, autóctono de la zona, le ha bastado la ausencia de lluvia para proliferar a costa de la debilidad de los pinos que, en un estado normal de salud, son capaces de controlarlo. Ahora ha salido del anonimato, se ha mostrado como una plaga virulenta y mortífera y, quizás, esa demostración de poder sea su perdición, porque está obligando a tomar medidas para su control.

Disfrutando del sendero paralelo a la carretera de las canteras se imaginaba al Tomicus como un superorganismo organizado en miles de individuos unidos por un vínculo feromonal y capaces de sacrificar a parte de la colonia por el bien de la misma. Un ente inteligente capaz de tomar decisiones y diseñar estrategias de colonización. Sabía perfectamente que no era así. Al final todo se reducía a alguien que había encontrado su oportunidad. A estar en el sitio justo en el momento adecuado. Sabía que todo era cuestión de volver a la posición de equilibrio y que, muy probablemente, esto se logrará, mucho tiempo y muchos pinos después, gracias al esfuerzo de los árboles más que a cualquier intervención externa.

Cruzó la carretera que ascendía hacia la Cartuja atravesando el aparcamiento improvisado en el que se había convertido el Pla de Lucas los fines de semana. Veía ciclistas bajando de los coches sus flamantes dobles de muchos miles de euros y, de nuevo comprobó como su estrategia funcionaba, como esa invisibilidad, ese camuflaje, le hacía pasar desapercibido, convirtiéndose en algo más que una estrategia, en un modo de vida.