19 de mayo de 2016

Profesionales



Con los ojos muy abiertos y una expresión mezcla de incredulidad, dolor e impotencia, Vega no acertaba a emitir más que monosílabos al intentar responder a las cuestiones formuladas por la anestesista. Con un tono seco y mecánico la bombardeaba a preguntas protocolizadas, ignorando las respuestas de sus padres mientras, cuatro enfermeras al unísono abrían vías, colocaban goteros y pinchaban para extraer sangre por enésima vez antes de bajarla a quirófano para una operación de urgencia que, difícilmente podría enmendar el daño causado por una actitud prepotente y un comportamiento bordeando la negligencia de algún profesional de la medicina.

Mientras preparaban a su hija, observaba a la anestesista, sin poder entender esa forma de actuar. La tenía a menos de un paso de distancia, pero no la sentía. La imaginaba sentada en su pedestal, ganado a pulso por su profesionalidad, en el Olimpo de los anestesistas. Desde allí llegaba su voz, emitiendo frases en modo contestador automático de encuesta telefónica. Frases que, seguro habría formulado mil veces de la misma manera a mil personas distintas para todos menos para ella.

------------

El Pí de la Bassa se muere. Lo que no conseguían los años lo están haciendo la sequía y su socio el Tomicus. El pino carrasco monumental, a sus casi 190 años, sufre un deterioro profundo, exteriorizado por el amarilleamiento de gran parte de sus acículas, del que difícilmente saldrá adelante.
Se está actuando con todas las herramientas disponibles, desde la más simple -hidratación- hasta tratamientos con endoterapia que eliminen en insecto de su interior y permitan una recuperación que sería casi milagrosa.

Cuando los sábados pasa junto a él y ve su perímetro acordonado como una especie de UCI móvil, le viene a la cabeza la imagen, vista en la prensa, de los técnicos de control de plagas colocando las múltiples cánulas en su tronco para conseguir que la abamectina alcance sus venas y entre en contacto mortal con el escarabajo asesino.
Entonces piensa en vías, en goteros y en personas asustadas a merced de profesionales y sabe que, con toda seguridad, el viejo árbol ha sido tratado con el mimo y el cariño que a otros en algún momento les faltó.

---------------

Seguro que la breve estancia en la UCI del hospital no supone más que un fugaz recuerdo para ella. En menos de 24 horas subiría de nuevo a planta por orden expresa del jefe de médicos de la Unidad de Cuidados Intensivos que, diariamente atiende personalmente a todos los familiares con pacientes en la Unidad, lo que no evita que les dedique todo el tiempo necesario explicándoles todos los detalles del estado de su hija y su evolución desde la salida del quirófano. Desde el primer momento comprobaron que su profesionalidad no estaba reñida con su mirada directa y sincera, su trato cercano, su amabilidad y su total disponibilidad para lo que necesitaran.