24 de febrero de 2011

Chemtrails


El tiempo vacío le llevaba a diseñar verdaderas teorías conspiratorias tanto globales como, sobre todo, personales.

Todo estaba perfectamente estructurado para hacerle caer en la trampa. Siempre había una doble intención en aquella solicitud de informe o en aquella reunión en la que se decidían cosas a la que no era invitado.
Desde la distancia, esta teoría resultaba particularmente patética ya que, aparte de otorgarle una importancia de la cual, seguramente carecía, no tenía ningún motivo de existencia fuera de su mente. De nuevo, como decía su idolatrado Occam, la teoría más simple siempre solía ser la más probable.
Al final nada como una buena dosis de trabajo para disipar esos hilos químicos que se entrelazaban en su cabeza como telarañas impidiéndole avanzar más allá de sus propios pensamientos. Todo se reducía a simples halos que se desvanecían con la mirada.

No hay comentarios: