Seguían una línea perfectamente
sincronizados. Resguardados por el primero que los mantenía a salvo de la
corriente del canal. Un leve cambio de dirección de la cabeza provocaba un
movimiento en s que los patos tenían perfectamente automatizado.
Estuvo allí observándolos un buen
rato, viéndolos impulsarse con sus patas palmípedas adaptadas al medio acuático
sin moverse un solo metro, ya que su esfuerzo era anulado por la intensidad de
la corriente. De cualquier modo no había discusión alguna. Por todos era
asumido que el líder hacía lo correcto y les llevaría al lugar deseado. Estuvo
esperando en vano que se produjera el motín. Que el pato rebelde escapara de la
formación. Que tomara una decisión propia. Que lanzara a la aventura individual.
Pero no. Al rato todo seguía igual.
Muchas veces pensaba en ello.
Tomar decisiones, dirigirse hacia lo que uno cree mejor. Hacer las cosas con
criterio. Por lo menos con su criterio. Pero no. Al final nunca demarraba.
Siempre permanecía resguardado del viento, de la corriente, de todo… con la
cobardía disfrazada de sensatez siempre llamando a su puerta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario