20 de mayo de 2019

Días extraños



Avanza sin prisa por caminos solitarios de asfalto rugoso y resquebrajado. El viento sopla fuerte creando un esbozo de melódicos acordes al penetrar por los orificios de la horquilla. Rueda alzando la vista hacia nuevos caminos que le lleven a nuevos destinos, tan anhelados como impredecibles. No siente el frío a pesar de este extraño y engañoso domingo de mayo que parece salido de una fiesta de disfraces, donde nada es lo que aparenta. Nada le apremia salvo él mismo. Se siente por un momento dueño de sus actos, de sus decisiones. Ese instante de felicidad, que rápidamente desaparece aplastado por sus propios pensamientos, es suficiente motivo para seguir pedaleando, suavemente, sin apretar los dientes, casi dejándose llevar por señales que indican hacia ninguna parte, por caminos que acaban diluyéndose como recuerdos en una memoria desgastada y traicionera.

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