31 de mayo de 2012

Cerezas o cianuro

Subía a ritmo tortuguero por la carretera de las canteras y ya casi llegando al cruce con la carretera de Náquera a Serra le sobrepasaron, sin inmutarse, dos ciclistas con bicis de carretera.
- ¡Eh! Seguro que llevas la mochila esa tan grande para cargarla de cerezas.
- Es verdad que este fin de semana es lo de la fiesta de la cereza.
El recuerdo de ese día en el que en Serra obsequian a lugareños y foráneos con el fruto típico de la población le despertó sus jugos gástricos y pensó que no sería mala idea degustar una buena cantidad de esa fruta tan peculiar y atractiva a los sentidos como postre junto a su triste barrita habitual.
Al entrar en Serra pudo corroborar que, a horas tan mañaneras la población dormía plácidamente teníendose que conformar con emular a los Indurain y compañía pasando en completa soledad por debajo del cartel que anunciaba la celebración. Las calles desiertas le invitaron a dirigirse hacia las pistas del Castillo y olvidarse, muy a su pesar, de la roja fruta del Prunus avium.
Andaba a sus anchas, ascendiendo en solitario las cortas aunque exigentes rampas del  Castillo de Serra, cuando ya en el desvío para tomar la pista hacia la carretera del Garbí las vio. Azarosas, las zygaenas no paraban de revolotear en torno a las flores cercanas, haciendo caso omiso de su presencia. Se presentaban descaradas, hasta encontradizas. Extraordinariamente fotogénicas como presumiendo de su belleza y exhibiéndola a cámara. Mostrando al mundo sus colores aposemáticos, seguras de sí mismas, como sabedoras de que el ácido cianhídrico que recorre su cuerpo las protege ante posibles depredadores y que sus llamativos colores actúan de advertencia. Semáforo en rojo. No tocar.
Por un momento se vio a si mismo tirado en el margen del camino envuelto en mariposas metálicas de manchas rojo cereza. Agradeciendo el madrugón que le obsequió con el placer visual a costa del gustativo.

2 comentarios:

Pedro Bonache dijo...

Ni vencejos ni zygaenas..., para el mundo son bichos voladores, pájaros y nada mas, eso cuando los ven, pero Jesés ve algo mas, ve otro mundo que está ahí tan real como el de homo pero desde luego mucho mas natural y equilibrado.
Brillante post.

Tercera persona dijo...

Los locos de la colina que andamos fijándonos en bichitos y pajaritos negros..¡si son todos iguales!.

Bendita locura.

El sábado volví más feliz si cabe de la sierra. Entre la Gota y la prueba del hombre se me cruzó una comadreja tan tranquilamente como quien lo hace todos los días.

Un abrazo Pedro.