Eran tiempos de nuevos proyectos, de horas robadas al
descanso, de nervios e incertidumbres. Esperanzas que nadaban entre un océano
de desesperación e impotencia. Se sentía arrastrado por una fuerza motriz a
veces descontrolada entre la que necesitaba mantenerse a flote, respirar y
pensar con calma, con perspectiva.
Tiempos de anhelos, de cambios para bien y para mal. Tiempos
para vivir y disfrutar con ellos mientras duren.
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