17 de abril de 2013

Primavera 45 - Invierno 44



Recorría la pista ascendente hacia la fuente de Potrillos, arropado por los pinos que lo escoltaban y que,  sin pretenderlo, le protegían del sol que asomaba altivo, como sabedor de que había ganado la batalla un año más, casi consciente de que había llegado su momento. Por fin parecía que se había impuesto no sin lucha a un invierno caprichoso, que tardó en manifestarse pero que lo hizo hasta el final empleando todas las armas a su alcance.

Subía, como siempre, a su ritmo, observando las copas de los árboles quietas como casi no las recordaba. Disfrutando del único sonido de sus neumáticos contra el rodeno. Capturando y  procesando los tan esperados colores y los olores primaverales. Sintiéndose por unos momentos poseedor de su tiempo, en total libertad, aprovechando cada momento de ese espectacular primer día de verdadera primavera que la naturaleza le ofrecía con una generosidad infinita.

Sabía que no siempre sería así, que, como al le acababa de pasar al invierno, algún día intentaría salir y no podría. Que algo pasaría. Algo que le iría apartando de la montaña, de la bicicleta, de todo lo demás. Que, como al invierno, algo más fuerte vendría y se impondría, poco a poco pero con una sutil firmeza.  A veces pensaba en ello, en cómo serían esos momentos, en qué haría, en cómo reaccionaría, pero rápidamente intentaba redirigir esos pensamientos o simplemente ignorarlos. No pensar. Concentrarse en la siguiente pedalada, en la siguiente curva. Vivir el momento.

De nuevo la primavera lo había logrado. Una nueva victoria por la mínima y van 45.

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