La encontró en el suelo, andando
tranquilamente, sin ningún signo externo de daño, como adormilada. Se extrañó
de ver avispas en pleno invierno. El insecto a pesar de mantener intactos sus
colores aposemáticos, no era capaz de infundir el respeto que merecía. Se
encontraba desubicado, a merced de cualquiera y mostraba un comportamiento
apacible y manipulable. Lo recogió con un pequeño palo y estuvo jugueteando con
él, aprovechándose de su docilidad para colocarlo a su antojo en distintos
decorados que le permitieran captar con su cámara una belleza impostada tan
irreal como innecesaria, tan absurda como egoísta.
Al final, cuando menos se lo
esperaba, el himenóptero sacó sus últimas fuerzas y agitó sus alas volando imponente hacía un lugar indeterminado,
hacia la incertidumbre, pero hacia una incertidumbre decidida por él mismo.
Aún hay tiempo para reaccionar.
2 comentarios:
Magistral, Jesús...,lo voy a compartir.
¡¡Jopetas!! te has hecho un intensivo de comentarios...
Gracias por estar ahí amigo.
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