Sabía que las confusas sensaciones que aparecieron cuando
estrechó la mano del médico serían sus compañeras varios días.
Nada de deportes, antiinflamatorios, relajantes
musculares…todas sus ideas, sus planes, sus proyectos veraniegos se tornaban
blanquecinos, difuminados como las aspas de colores de un molinillo de viento
al girar a toda velocidad.
Ensayo y error. Al final tanta tecnología para regresar al
caprichoso método científico, empleado hasta el abuso en muchas facetas de la
vida. Descartar, si no es A será B y si no C. Se sentía subido en una cadena de
montaje esperando el próximo paso, la siguiente prueba, el nuevo tratamiento.
La tristeza se fundía con cierta desgana y buenas dosis de
incertidumbre todo llevado desde una indiferencia que le preocupaba casi más
que la inactividad inmediata prescita por el médico.
Los diagnósticos fallidos aclaraban u oscurecían, según se
viese, el panorama pero siempre llevaban a nuevas pruebas, nuevos análisis,
nuevas hipótesis. De lo que estaba seguro es que sería un verano atípico,
pausado y con dolores de cuello de tanto girar la cabeza hacia la Sierra.
2 comentarios:
Jesús, no es bueno que cuelgues post tan brillantes uno de trás del otro. Me encanta la reflexión final en Farenheit, ya no hará falta que nadie incinere a los libros, esas pantallas táctiles ya lo han hecho,esa inmediatez,los 140 caracteres de twiter, quizás porque a los jovenes actuales les es dificil procesar frases mas largas. me encanta también ese dolor de cuello,de tanto mirar a la sierra. Pero tu Sacalpel parece viva en esa foto y se asoma tentadora,demasiado erotica e insinuante para poderla olvidar.
Un abrazo muy fuerte Jesús.
Tanto como brillantes...tu que los miras con buenos ojos..
Nada Pedro aquí estamos de baja ciclopédica por unos dolorcillos que me tienen un poco loco. A ver si los señores galenos se deciden y me dicen que es lo que tengo, porque lo único que tengo claro es que este agosto la bici no asoma mas del trastero que lo de la foto.
Un abrazo Pedro.
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